Las noches en esta habitación solitaria me saben a serrín. Es difícil conciliar el sueño si tienes la mente ocupada, pero la situación se complica si no dejas de oír un bullicio impertinente o una infernal melodía, debajo de tu ventana. Para obviar mis preocupaciones/dilemas personales me he distraído intentando mirar a otros lados, pero solo funciona a ratos. Así que de momento, solo me quedaré en stand by a la espera del soplo de nuevos y esperanzadores aires. Mientras tanto disfutaré de estas escapadas fugaces pero indelebles. Me conformo con caminar descalza y sumergirme sin voz en aguas saladas. Siguiendo los senderos de la razón y las huellas de mi vida.
Y sí, posiblemente esté enamorada del amor. Enamorada de los viejos y buenos tiempos acontecidos en esta Ciudad incierta e inquieta.
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