jueves, 23 de diciembre de 2010

Me enseñaste...

Tengo 23 años en la espalda, tengo un club de fans en la luna, tengo más libros que amigos. Tengo un par de mascotas que no saben quién soy, solo esa que de tanto en tanto les alimenta, cumpliendo el contrato social. Entre tanto que tengo no encuentro razón suficiente para olvidarme de tí. Despidiéndonos esa tarde en el aeropuerto de Callao, dándome consejos que respeto pero no comparto. Tengo varias razones para enfadarme contigo, pero ninguna razón para caer en tu olvido. Tengo intactos los recuerdos de niña durante 9 años a tu lado. Nunca aprendí a ir en bici porque nunca quitaste las diminutas ruedas de mi bicicleta por cuidarme. Día a día grabados en el alma al compás de tu carácter taciturno. Separados de orilla a orilla transcurrió mi adolescencia y ahora transcurre mi juventud. Tengo ganas de comprarme un billete para reecontrarme con el ayer. Tengo intactos los besos y caricias que llevo conmigo y nunca te dí. Cuando te recuerdo un charco de lágrimas moja mi soledad. Me enseñaste de todo, excepto a que hacer si no estás tu , cuando tu ausencia me afecta.